España: Obispos lamentan la baja participación en el Sínodo, en especial de los jóvenes

, 30 Ene. 23 (ACI Prensa).-
Los Obispos españoles consideran que “la sinodalidad avanza en nuestra Iglesia” si bien acusan una menor participación, en especial entre los jóvenes a quienes hay que aprender a escuchar y modular la forma de comunicar el Evangelio. 

La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha presentado la Síntesis para la Etapa Continental Europea del Sínodo de la Sinodalidad. Con él se preparará el documento definitivo que se llevará a la Asamblea Continental. 

En el texto se detalla que el trabajo diocesano en esta etapa “ha sido corto y la participación menor”. Esto se comprueba en especial en los jóvenes tanto «en el proceso sinodal» como «en la vida de la Iglesia”.

Pese a ello y a que se identifican actitudes de “escepticismo, miedo e incluso rechazo” se afirma que “la sinodalidad avanza en nuestra Iglesia que peregrina en España”. 

El documento está dividido en tres apartados. En ellos se recogen las llamadas “intuiciones”, las “tensiones y divergencias” y las prioridades para el análisis futuro dentro del sínodo.

Intuiciones

Entre las primeras, los obispos identifican “la valoración positiva de la experiencia del camino realizada hasta ahora” si bien admiten esas actitudes contrarias o, cuando menos, desinteresadas. 

También subrayan que el proceso sinodal no es “la solución a los problemas que la Iglesia tiene” sino “un don del Espíritu Santo” que precisa de “una continua conversión personal”. 

A juicio de los prelados, la consulta eclesial “está ayudando a tomar conciencia de la dignidad común de todos los bautizados” y a reforzar la idea de “Iglesia en salida en el contexto de la secularización”. 

Además, se advierte una mayor coincidencia “en la importancia del ecumenismo y el diálogo interreligioso”, la valoración de la religiosidad popular y “el papel fundamental que debe tener la pastoral familiar”. 

Tensiones y divergencias

Los Obispos detectan, por otro lado, que “las mismas polarizaciones existentes en la sociedad laten en el seno de la Iglesia”: diversidad-unidad, tradición y renovación u organización piramidal o sinodal. 

Entre los impedimentos para la comunión, la participación y la corresponsabilidad, se identifican “las resistencias del clero y la pasividad de los laicos”. También una fuerte “tensión del clericalismo que lleva a confundir el servicio con el poder”. 

Además, se aprecia que, las “divergencias” sobre el Sínodo se expresan en forma de desconfianza, escepticismo, miedo, desinterés, confusión y obstaculización. 

Por otro lado, se identifica “la dificultad -y, en ocasiones, el rechazo- al encuentro con lo diverso, lo diferente”. En concreto se alude a pobres, marginados, personas con discapacidad o con “situaciones familiares o afectivas diversas”, entre otras. 

“El escándalo de los abusos sexuales también produce tensión”, afirman los prelados quienes recogen la reiteración insistente sobre “la escasa participación de los jóvenes en el proceso sinodal y en la vida de la Iglesia”. 

Ante esta cuestión, los Obispos se sienten interpelados “a aprender a escucharles” y a cambiar el modo de comunicar el Evangelio “que ha de ser creativo, comprensible, integrador y generador de diálogo intergeneracional”. 

El documento de síntesis también recoge la demanda de mayor formación litúrgica y la llamada a “que se muestre la relación de la liturgia con la vida”, mediante “una renovación de las formas y el lenguaje”. 

Prioridades sinodales

Por último, la Síntesis preparada por los Obispos españoles plantea varias “prioridades específicas que han de ser objeto de ulterior discernimiento en la Asamblea Sinodal”. 

La primera se refiere a “potenciar la acogida en nuestra comunidades, particularmente de cuantos se sienten excluidos por su procedencia, su situación afectiva, orientación sexual u otros motivos”. 

En segundo lugar, se llama a “promover la corresponsabilidad real y efectiva del pueblo de Dios, superando el clericalismo, que empobrece nuestro ser y misión”. 

Reconocer de forma definitiva «el papel de la mujer en la Iglesia y fomentar su participación plena y en condiciones de igualdad, en todos los niveles de la vida eclesial” constituye la tercera prioridad. 

Además, los obispos apuntan a la integración y participación de los jóvenes, dinamizar la formación, fomentar “el diálogo con el mundo y la cultura, con otras confesiones religiosas y con la increencia”.

Por último, señalan la necesidad de «cuidar la liturgia a través de la formación y de una mayor comprensibilidad de sus ritos y contenidos”.

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