El Papa Francisco promulga una nueva Ley Fundamental, que sustituye a la de 2000, «para responder a las necesidades de nuestro tiempo» y con la misión de hacer operativos también para el Estado los compromisos internacionales asumidos por la Santa Sede. Se amplía la Comisión Pontificia, que ahora estará formada no sólo por cardenales: también podrán participar laicos y laicas. Regulación más estricta del presupuesto y el balance.