¡Aplaudamos a los beatos! El Papa celebra nuevas beatificaciones en Uruguay y España

Vaticano, 07 May. 23 (ACI Prensa).-
Al término del rezo del Regina Coeli, el Papa Francisco celebró la beatificación del Obispo uruguayo Mons. Jacinto Vera y la de la española María de la Concepción Barrecheguren y García. 

“¡Aplaudamos a los dos beatos!”, pidió el Santo Padre desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano en la mañana de este domingo 7 de mayo. 

El Pontífice informó que ayer, 6 de mayo, en Montevideo (Uruguay), fue beatificado el primer Obispo de Uruguay, Mons. Jacinto Vera, que vivió en el siglo XIX. 

“Pastor solícito de su pueblo, dio testimonio del Evangelio con generoso celo misionero, favoreciendo la reconciliación social en el clima tenso de la guerra civil”, señaló el Papa. 

Asimismo, destacó que en Granada (España), fue beatificada la joven María de la Concepción Barrecheguren y García. 

“Postrada en cama por una grave enfermedad, sobrellevó sus sufrimientos con gran fortaleza espiritual, suscitando admiración y consuelo en todos. Murió en 1927, a la edad de 22 años”, recordó el Santo Padre. 

Beata “Conchita” Barrecheguren y García

El sábado 6 de mayo, tuvo lugar la beatificación de la Venerable Sierva de Dios María de la Concepción (Conchita) Barrecheguren en la Catedral de Granada, ciudad del sur de España. 

La ceremonia fue presidida por el Cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, quien propuso a la conocida como “la niña Santa de Granada” como un ejemplo a seguir y destacó también su devoción por la Virgen María y su amor por la Eucaristía. 

Conchita Barrecheguren nació el 27 de noviembre del año 1905 y falleció con tan solo 22 años debido a la enfermedad de tuberculosis. 

La joven supo asumir su enfermedad con gran entereza y pronto se convirtió en ejemplo de fe para todos los que la rodeaban. 

Nació en una familia profundamente católica y, de hecho, su padre Francisco se ordenó sacerdote tras quedarse viudo y se hizo misionero redentorista. Al igual que su hija, también se encuentra de camino a los altares. 

Su causa de canonización fue abierta en 1938, en plena Guerra Civil española, y concluyó en 1945. Pocos años después Pío XII permitió proseguir con el proceso al no encontrar nada censurable en sus escritos. 

En 1977, Roma solicitó que se realizara un proceso supletorio diocesano en el que comparecieron 23 testigos. 

Ya en 2016, se estudió en la Diócesis de Orihuela-Alicante la presunta curación milagrosa de una niña de 16 meses que había padecido un síndrome de shock tóxico con daño multiorgánico en el año 2014. 

El Papa Francisco decretó el reconocimiento de las virtudes heroicas de Conchita en 2020 y autorizó la publicación del decreto que reconoce el milagro atribuido a la intercesión de Conchita en 2022.

Beato Jacinto Vera

Nació el 3 de julio de 1813 a bordo de un barco en el Océano Atlántico, mientras su familia emigraba desde las Islas Canarias en España a Uruguay. En su juventud se dedicó a las tareas rurales en Maldonado y en Toledo.

El llamado al sacerdocio llegó a su vida a los 19 años, y viajó a recibir su formación a Buenos Aires, Argentina.

Fue ordenado sacerdote el 5 de junio de 1841 y un día después celebró su primera Misa.

Fue teniente cura y luego párroco de la Villa de Guadalupe de Canelones, donde permaneció durante 17 años.

El 4 de octubre de 1859 lo nombraron Vicario Apostólico de Montevideo y el 16 de julio de 1865 recibió la consagración episcopal en la Iglesia Matriz de la ciudad uruguaya.

Participó del Concilio Vaticano I en 1870 y desde el 15 de julio de 1878 se desempeñó como primer Obispo de Montevideo, cuando esa diócesis cubría todo el territorio uruguayo.

Su vida se caracterizó por la austeridad y la entrega a los pobres y enfermos. Fiel a su sacerdocio, fue intermediario en la paz y reconciliación entre los fieles.

Recorrió los rincones del país llevando el anuncio de la salvación con gran fervor misionero.

El Obispo Jacinto Vera falleció el 6 de mayo de 1881 en la ciudad uruguaya de Pan de Azúcar, donde estaba realizando una misión.

El milagro para su beatificación fue aprobado por el Papa Francisco el 17 de diciembre de 2022.

Se trata de la curación “rápida, duradera y completa” de una niña de 14 años ocurrida el 8 de octubre de 1936, según refiere el sitio web de la Arquidiócesis de Montevideo.

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