León XIV, en su último día en el Líbano, viaja al lugar de la trágica explosión de agosto de 2020 que mató a más de 240 personas y dejó 7.000 heridas. El Pontífice reza ante el monumento de mármol que lleva los nombres de los fallecidos. Coloca una corona de flores y saluda a los supervivientes y a las familias de las víctimas. Cada uno sostiene fotografías de sus familiares desaparecidos. Sus voces: «Queremos justicia y verdad. El Papa que viene a rezar aquí nos trae esperanza».